2013

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lunes, 28 de febrero de 2011

INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA


Introducción a la Historia

Concepto
Historia deriva de una palabra griega muy antigua que significa conocimiento adquirido mediante investigación. El resultado de la búsqueda de los datos se expresa por medio de la narración, por lo tanto, Historia significa: relato de hechos en forma ordenada y en orden cronológico.
A través de los años surgieron nuevas interpretaciones del concepto de Historia, motivo por el cual resulta cada vez más difícil precisar en una definición los varios significados (todos relacionados entre sí) que encierra la mencionada palabra. Trataremos de resumirlos aquí:
  1. La Historia se ocupa de los hechos humanos importantes que han ocurrido en el pasado.
  2. Relata o narra por escrito los hechos, tratando de explicar sus causas y sus consecuencias.
  3. Se considera que la Historia es una Ciencia que busca e interpreta el sentido de los hechos del hombre en el pasado, investigando por qué los acontecimientos sucedieron de un modo u otro.
Lo que hizo el hombre en el pasado, tanto en forma individual como colectiva, es lo que denominamos hechos, los cuales son importantes, en mayor o en menor grado, según la trascendencia que han tenido. Por ejemplo: aunque se sabe que los vikingos arribaron antes que Colón a este continente,  nada quita importancia al 12 de octubre de 1492 pues, a partir de esa fecha, un Nuevo Mundo se incorporó a la Historia Occidental. La fecha colombina tiene más trascendencia que cualquier arribo de otro navegante en fecha anterior.
                El conocimiento del pasado humano es tarea muy difícil porque el hombre varía y evoluciona sin detenerse, aunque también puede retroceder. Al historiador le es imposible comprobar por sí los hechos que estudia: por eso su conocimiento del pasado será siempre indirecto.
                Se considera que la Historia es una ciencia porque estudia las causas de los hechos, trabaja con métodos rigurosos y sistematiza los conocimientos.
                Según lo expuesto, puede definirse la Historia como la ciencia que investiga y expone metódicamente los hechos más importantes del pasado humano, tratando de interpretar sus causas y sus consecuencias.
                La Historia es una ciencia accesible a los lectores que despierta cada vez mayor interés; hay un afán constante por evocar e interpretar el pasado. Nunca se termina de escribir la historia porque se sintetiza, se amplía, se mejora y está en permanente elaboración y cambio.
                La Historia es útil, necesaria pero, más que todo, es importante. El pensador romano Cicerón afirmó: “Quienes ignoran lo que ha ocurrido en el mundo antes de que nacieran son siempre como niños”.

Las huellas del pasado: testimonios y fuentes
La historia está a nuestro alrededor y en nosotros mismos, pero el conocimiento del pasado no es algo automático. El historiador analiza los testimonios, es decir, los indicios de las acciones humanas pasadas, y los convierte en fuentes. Pueden ser fuentes tanto un hueso como un documento escrito o una obra de arte. Una piedra tallada, por ejemplo, es en sí misma un testimonio: sólo nos muestra que alguien la talló. Pero si el historiador, con la ayuda de otras ciencias, analiza su forma, la técnica con la que fue tallada o el lugar donde fue encontrada, puede deducir a qué época y sociedad perteneció y así saber algo sobre los hombres que la tallaron. Entonces deja de ser sólo un testimonio y se convierte en una fuente. También son testimonios las  construcciones, como las pirámides egipcias. Si el historiador investiga para qué y por quiénes fueron construidas, se convierten en fuentes y le proporcionan datos; por ejemplo, la importancia que para los egipcios tenían la muerte y la vida en el más allá. Es decir, posibilitan conocer valores y creencias vigentes en esa época y sociedad.
Los testimonios históricos son infinitos, pero para su mejor comprensión se los divide en tradiciones orales, transmitidas con el correr de las generaciones, y restos materiales. Por ejemplo:
  • Restos materiales: Fósiles, huesos, documentos oficiales, leyes, diplomas, mapas, monedas, esculturas, pinturas, joyas, cerámicas, armas, monumentos, palacios, caminos, etc.
  • Tradiciones orales y testimonios: canciones, narraciones, leyendas, reportajes, anécdotas, etc.

Objeto y método de la Historia
El objeto de estudio de la Historia es el hombre como parte de una sociedad.
La tarea de la ciencia histórica es sistematizar la gran cantidad de datos y destacar los de mayor importancia. En consecuencia, trabaja con parcialidades y no con todo el pasado. Los datos (los documentos) sólo adquieren significación por obra del historiador, quien los estudia y selecciona según su importancia.
La Historia es una disciplina que tiene su técnica y sus métodos propios. Método es el conjunto de procedimientos por seguir  en una investigación, el camino más seguro para llegar a la verdad.
Las etapas de la investigación histórica son las siguientes:
  1. La formulación de preguntas y el planteo del tema como punto de partida: el proceso de investigación implica esencialmente el planteo de preguntas y la búsqueda de respuestas. Esto es: la formulación, la comprobación y la sustentación de hipótesis.
  2. La búsqueda y la selección de materiales de fuentes de diversa índole: la búsqueda de información incluye el rastreo de fuentes primarias y secundarias. Cuando el historiador selecciona sus fuentes formula en su imaginación una hipótesis sobre lo que pudo haber sucedido en la época y la sociedad que estudia. Después puede encontrar nuevas fuentes o leer otros documentos que le hagan modificar sus juicios anteriores. Y así sucesivamente, en un trabajo constante  de aproximaciones sucesivas, de revisiones continuas. Siempre el azar privará al historiador de tener en sus manos los testimonios que necesita, porque muchos han sido destruidos. En este sentido el historiador está en desventaja respecto de los protagonistas de la historia. Como contrapartida, al saber que ocurrió después el historiador puede comprender algunos aspectos mejor que quienes vivieron en la época estudiada. Incluso puede tener acceso a documentos que por distintas razones no fueron publicados: tratados secretos entre países, acuerdos y resoluciones comerciales, etc.
  3. El análisis y la crítica de las fuentes y los materiales seleccionados: se investiga la autenticidad de las fuentes, su grado de veracidad.
  4. La síntesis: en el curso de la investigación se establecen hechos y se encuentran explicaciones. La síntesis es la etapa final del proceso de investigación, en la que las hipótesis de trabajo se comprueban o bien se rechazan y corrigen. Se intenta comprender y explicar el pasado. Se toman en cuenta los cambios y las continuidades.
  5. La presentación o la comunicación de los resultados de la investigación: es un informe sobre los resultados de la investigación, que puede convertirse en punto de partida de nuevos trabajos. Este informe puede ser publicado en forma de artículos en revistas especializadas o conformar un libro. La comunicación también se da en conferencias o congresos de las diversas temáticas. En algunas ocasiones, los historiadores coinciden en sus interpretaciones; otras veces las opiniones difieren y se mantiene el debate sobre algunas cuestiones.

La Historia y las Ciencias Sociales
Se conoce con el nombre de Ciencias Sociales o Humanas el conjunto de disciplinas que estudian al hombre como integrante de la sociedad. Entre ellas figuran la Historia, la Sociología, la Geografía, la Antropología, la Filosofía, la Economía, entre otras.
La vinculación entre las mencionadas ciencias es evidente. La Historia se ocupa de los hechos humanos a través del tiempo y colabora en el estudio de la evolución de los procesos sociales con aquellas ciencias que tratan al hombre en el presente.

Ciencias Auxiliares de la Historia
Para resolver sus problemas la Historia necesita de otras ramas del saber humano, de ciencias que han sido llamadas auxiliares porque ayudan al investigador del pasado en su ardua tarea de conocer el pasado. Podemos considerar dos grupos:
a)      Ciencias específicamente históricas:
-          La cronología: estudia el tiempo en que se realizaron los hechos.
-          La arqueología: investiga los monumentos antiguos y sus ruinas: edificios, tumbas, obras de arte, etc.
-          La epigrafía: descifra las inscripciones antiguas sobre restos duros: piedras, lápidas.
-          La numismática: estudia las monedas y las medallas antiguas.
-          La heráldica: estudia los escudos y los blasones nobiliarios.
-          La iconografía: reconoce figuras históricas a través de su retrato.
b)      Ciencias independientes que también son auxiliares de la Historia:
-          La geografía: estudia los lugares donde se realizaron los hechos históricos, determina los nombres antiguos y la influencia del medio sobre el hombre.
-          La demografía: estudia la población de una ciudad o pueblo histórico, las diferentes ocupaciones, analiza censos, etc.
-          La antropología: se ocupa del hombre. Cuando se refiere a su conducta social se denomina antropología cultural.
-          La etnología: clasifica las etnias humanas según sus características físicas.
-          La economía: se convierte en ciencia histórica cuando se ocupa del pasado y entonces se llama historia económica.

La periodización más difundida
Para facilitar su comprensión, los historiadores dividieron la historia de la humanidad en períodos o ciclos, es decir la periodizaron. Para ello, enmarcaron grandes períodos, a los que denominaron edades: Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea, delimitados por sucesos importantes de la época. Estos sucesos son fundamentalmente políticos, como la caída del Imperio Romano de Occidente. Periodizar es un proceso complejo pues implica poner límites, establecer fronteras. Las edades son un medio de referencia para ubicarnos temporalmente: no deben ser entendidas como moldes rígidos. Las épocas no comienzan o terminan el día que señalan los hechos políticos. Los cortes no son exactos porque las transformaciones de las civilizaciones humanas no pueden acomodarse a un cronometraje rígido. Los límites temporales deben ser concebidos con flexibilidad, como aproximaciones para facilitar el estudio y la interpretación.

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